Tal vez siempre han existido, pero en 2018 (algunas se crearon hace algunos años) pudimos ver producciones teatrales asombrosas que no tienen «gente real» en el escenario, y me refiero a nadie en absoluto (en algunos casos, incluso sin tirar de las cuerdas, o detrás de los controles). Hemos anotado al menos cuatro de ellas (por favor escribidnos si sabéis de alguna otra):
- «Bonanza» del grupo belga Berlin.
- «Hello Hi There» de la directora Annie Dorsen.
- «Uncanny-Valley» de Rimini Protokoll.
- «Els somnis de Gulliver» del director Roland Olbeter.
Y en orden de aparición: una película documental para cinco pantallas y una maqueta de una ciudad; dos chat bots en forma de computadora que improvisan basados en diálogos entre Chomsky y Focault; Doble robótica/animatronic de Thomas Melle y foco de luz robotizado; Más de 45 marionetas mecánicas.
Seguiremos con una publicación que revisará las producciones teatrales que incluyen performers robot. Y tal vez le seguirá otro sobre un tipo de teatro curioso en el que el público se convierte en protagonista de las obras.